miércoles, marzo 17, 2010

Bach en clave de jazz

Esta este tema que escucharía las mil que llevo y otras mas que me cargaria sobre la oreja, me cargaría... luego la alegría, la euforia de tener esta idea, porque las palabras se caen en fila por el barranco, las veo ahí avanzando por un campo, estilo Salinger, palitos amarillos, sol inexistente yaún así luminoso, alquien quizas tipiando, pero tampoco allí, tecleando acalorado con una camisita blanca y un cigarrillo caluroso produciendo igual que un burocratico de Wilde (si es que existiera). Como rpoduciría el, que fue capturado para escribir contra el tiempo, sudar contra el tiempo, vestirse inadecuado sin ver sus palabras disparadas a caminar sobre la hierba. Y de la maquina blanda, dulce y meditabunda, salir, nacer y escupir la desnudes y la vestimenta. Como es entonces el traje? cual es la chaqueta?, el sombrero, el calzon, la enagua... de la misma máquina saldrían los atuendos, sombreritos ridiculos y bastoncitos ridiculos, las letras y palabras ingenuas, pudorosas, moviendose por primera vez bajo un estado de botellitas minúsculas, embriagadas las palabras, siempre inconcientes avanzando, tambaleantes y cayendo, desde la lejanía, letra a letra, barranco abajo, y morir allí, bastoncitos tirados, sobre las rocas o ese escenario que no alcanzo a ver desde la altura.
Todo porque las viejas comen sapos y patalean como si fueran momias a cuerda. Todo porque lo que necesito es un temperamento mentiroso, contado aquí, por mi en un minuto, lo que dura esta pieza.