martes, noviembre 02, 2010

la inmensa curva que suavemente contornea Sus Ojos.

Todo tenía un pedacito de cielo, pero en realidad, en realidad, en realidad más que de todo lo que pudiera explicarme en tres tiempos, sentada debajo de millones de papeles o tartamuda cruzando un tronco sin fin, había algo en los arcos, la curva, el declive, la altura y bajada de Sus cejas. Las montañas estaban allí, la glotonería de las nubes, llevando me de aqui para alla como borracha bailando en un salon inmenso y vacío, vestida de gala, como en los cuarenta, siguiendo el compas alucinado de una manos suave y gigante, guiandome volando de una esquina, a plena carcajada, del salon a la otra. Que felicidad y jolgorio, para dormir, nuevamente, otra vez en la palma de la mano, mirando otra vez, otra vez, otra vez la altura de Sus cejas.