La cosquilla ¿es un baile?
Nadie se empapa como tú en el cemento. Untas una caricia en el espejo y dices semidormida a la imagen que te cuenta novedades al oído y más atrás.
“No puedes entrar antes de la media noche”, contestas. “No me hagas cosquillas”, repites. Y el cuerpo se te zarandea, contorsiona, como si esquivaras la mano invisible de un extraño azulejo incrustado sobre la atmósfera. La grabadora esta puesta, se me ha olvidado apagarla. Cuanto agradezco vivir siempre en las nubes. El tramoyista se levanta y me susurra al oído, porque él no olvida lo mismo que yo. La bailarina y su amigo imaginario se preparan para bailar un cosquilleo. “Todos saben que esta loca, pero como baila tan bien…”. Me doy la vuelta y frunzo el ceño, que es lo mismo que decir shhh. Un dedo le ha llegado a la costilla, se ha echado a reír y se le ha corrido la pintura. El tramoyista se levanta como exasperado para buscar un algodón. Se que tengo uno en alguna parte. Y antes de hundir la mano siento la suavidad de la pequeña nubecita. Escucho gracias y digo de nada. Se me ha olvidado que estoy sola, digo sola, la bailarina y nuestra locura imaginaria tan gentil y cortes que no tiene miedo ni celos de bailar siempre en la oscuridad.
que linda ella espantando azulejos imaginarios,
me quedo que la cosquilla es algo genial...pero mas vale cidarse de ellas..
hermoso tu relato, sencillo y hermoso...
saludos!
nu
no es de extrañar que esa habitación vea buenos pasos de bailes entre carteles alusivos, frente a un espejo con 'pequeñas nubes' alrededor.
Bien
slds!
Y tú lo bailas?
y usted cuando va a volver a escribir??
eres un susurro, te escucho... y siento que se mueven adentro los sonidos de las palabras, que ya dejan de ser palabras y se transforman en melodias.