miércoles, septiembre 12, 2007

Mozaico I


Si pudiera desnudar la palabra para que su piel toque tu oído, el verano un paraguas yendo de flequillos de china, cuadernillos escritos en luz y viento seco. Arriba saltando un duende que hunde pequeños pasos en los rayos de nylon, de fieltro, oropel transparente que danzas en mi mano, llorando de risa que el mensaje te hace cosquillas en tu costado pequeñito. Dímelo ya, desaparece en mi boca, desgasta la espera por verte venir saltando por mi brazo llenando de gaitas la piel, una falda escocesa caída en la comisura del codo, al otro lado, donde es todo suavidad, espereando una aspereza. Diciendo mi nombre que ha estado escondido, vertiendo, que el paragua se despedaza y el cantaro en el cielo relampaguea quebrando sus trozos de cristal y tierra mosaico. Lluvia ahora después de hablar y la palabra permanece vestida, con su hombro brillando en el viento, un trozo de su piel en la tuya, la humedad de ese beso, en un livido hueco desnudo, en una lívida ambigüedad de este gesto.