miércoles, marzo 29, 2006

esto no es tauromaquia


Temblor de mi causa dormida,
A veces sí, a veces no sé, a veces, tantas veces el infinito.
Tantas que me gotea el temperamento por miedo que me acabe la pasión
Mirar hacia arriba, por debajo de los árboles, tintinear y reír
Que toda hoja tiene el pudor y silencio de una falda ensimismada.
Campanas debajo tuyo, mío encima, tu toro, rumiando este lanzazo dorado, acogiendo todo sin sudor.
Tanto, tanto, primera palabra en el tango
Demasiado tiempo
Demasiado intenso,
Demasiado demasiado y siempre un insoportable gotear,
Para derramarlo todo
Todito tuyo, todito mío
Gotita a gota,
De esta fineza a este grosor
Y que todo sea grotesco, burdo y Extraordinario…
¡Carajo!
poder decir eso
Extraordinario extraordinario
Ya no a media voz en un susurro de acrílico
Sino gritando, aquí, debajo de tu hoja
De tu casa, de tu
Espera
De tu arte
Extraordinario extraordinario
sin jamás una gota de pudor.... ni sangre
y que ridicula lágrima

jueves, marzo 09, 2006

negativo y cliché

"no es nada"... y es que en realidad no puedes decir "es demasiado". La sangre en la cara y el corazón extraviado en algún lugar de los ojos. Decir, "no es nada" igual que contemplar la vida entera desde la redondez rutinaria del absurdo. Claro, es absurdo ahora, es absurdo porque no te acuerdas cuando empezaste, porque no te acuerdas del gesto enano que hace que todo tenga sentido y finalmente no sea un absurdo. Después alguien, puede ser un ortopédico arrinconado en un jardín, diciendo con piernas de madera en la mano "no es nada", el que te genere, demasiado tarde -porque a todos nos encanta la tragedia del "es demasido tarde"-, la visión de un flashback, del flashback que le da sentido por medio segundo a una larga cadena de absurdidades. Y es claro porque ahora sí y antes no: no has estado acostumprada a ver ortopedicos graciosos, haciendo gestos energicos de "no es nada", con piernas de sintética o natural procedencia, en el medio de un jardín de florecillas, pajarillos y demás "illos" para adornar. Antes de terminar de reirte y sorprenderte ya tienes un gesto melancolico haciendo caer tu boca, cambiar la estatura, bajar los brazos, sopesar el tiempo, entender en el resonar de una frase, la presencia de otra más antigua en una connotación que jamás habías contemplado.
Y dices -ahora para ti misma-, "no es nada" y bueno, sabes ya que puedes largarte a llorar por ser tan gilipollas y entender siempre todo cuando ya es.... sí, demasiado tarde.




Imagen de: http://www.ucm.es/info/especulo/numero6/millan3.htm